En el centro de salud al que voy del que ya hablamos el otro día trabajan una monja y una mujer joven ambas enfermeras. Todos los martes y jueves viene además un hombre mayor que me reconoce haber cumplido ya los 70 años que es un “clinical officer”, en definitiva es una persona sin mucha formación pero con tal experiencia que se ha convertido en una eminencia en la sanidad local. No es fácil comprender su inglés susurrado pero hago grandes esfuerzos por seguirle pues su conversación es realmente interesante.
Hacia las 5 de la tarde cuando ya pensábamos que la jornada había terminado un hombre y una mujer jóvenes traen a una chica en moto. Se tambalea y balbucea unas palabras incomprensibles. La mujer que le acompaña nos cuenta que ayer por la noche la chica intentó suicidarse tomando todas las pastillas que tenía en casa. Tiene solo 25 años y dos hijos. Mientras la exploramos aparece un joven al que la acompañante de la paciente ahuyenta con varios gritos. La monja se gira hacia mí y me dice: “aquí los maridos nunca están en casa en los momentos importantes”. Respondiendo a las preguntas del “clinical officer” dice que su última regla fue hace más de dos meses; ahora es él el que se vuelve hacia mí y me enseña el cuaderno donde ha apuntado ese dato.
Poco después salimos de la sala y el “clinical officer” me cuenta que el suicidio es frecuente aquí. Las personas se ven sobrepasadas por problemas económicos o domésticos o por todo un poco y no encuentran otra forma de solucionarlos. Creo que sabe ver la profunda tristeza que me invade y me dice: “ella está estable, no hay por qué preocuparse”. No me esfuerzo en explicarle lo que pienso porque sé que me echaría a llorar pero me gustaría ser capaz de decirle que lo que realmente me angustia es que una chica de mi edad acabe en la cama de un hospital por no tener a quién contarle sus problemas y preocupaciones y que por no encontrar la forma de hacerles frente intente suicidarse sabiendo que es muy probable que esté embarazada. Sé que el tratamiento revertirá su sobredosis pero me llena de rabia saber que difícilmente encontrará a alguien que combata su profunda soledad e incomprensión.
Nota: al día siguiente la monja me dice que se ha confirmado que la chica está embarazada y a los dos días ella confiesa que es la segunda vez que intenta suicidarse.
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Animo Iren!! por lo que he leido tiene que ser muy duro, pero tener el apoyo de todos los que estamos aqui y seguir con muchas ganas x lo gran labor q haceis!! un beso gordo!!
ResponderEliminarAnimo Irene!!!
ResponderEliminarSabiamos que esto iba a ser duro...pero podras con ello, creo que te conozco y se que vales muchisimo...
Saludos a alberto, por cierto como lleva el sol??? se abra pelao un monton y estara cangrejo no?? 1 beso
Jajaja el Sol es realmente potente aquí, estos días esta pegando de lo lindo. Pero generalmente estamos bien resguardados a la sombra porque si no es imposible aguantar.
ResponderEliminarEso si, alguún día ya nos hemos quemado la nuca.
Besos
Albert, espero que vengas sin marcas, como a ti te gusta
ResponderEliminarVamos Irene que tú puedes con todo. Por lo que escribis no tiene que ser nada fácil, pero seguro que le sacais partido a todo. Bueno a seguir bien. Y alberto como sabe que lo mejor del sol, la sombra, claro que si. Ala Un saludo y besos
ResponderEliminarHola majos! gracias por vuestros ánimos, la verdad es que hay momentos un poco difíciles pero bueno, sé que merece la pena. Seguid leyéndonos que nos hace ilusión.
ResponderEliminarAunque parezca mentira me he quemado yo más que Alberto. Besos para todos!
Ima: haz el favor de cuidarte la rodilla eh!
Irene sabes que eres mi medico personal, esta vez te hare caso que ya e escarmentao.Alberto no dudaba que te resguardarias del sol,tienes esperiencia en vacaciones jeje (un poko de humor no viene mal no??)
ResponderEliminarAle pareja un besazo. you will never walk alone
irene wapa!!cuidales mucho que les hace mucha falta.Eso si k es supervivencia. un beso muy gordo para los dos y mucho ánimo, porque lo que haceis vale muchísimo la pena.
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